jueves

Lamborghini Veneno Prototipo



Empezamos por fuera y por el frontal. En vivo llama la atención por lo bajo, bajísimo que resulta. Las ópticas laterales recuerdan a las del Audi R18 de Le Mans. Se separan "visualmente" del capó central, y de su pico. Lamborghini afirma que el coche estará homologado para rodar por todos los continentes, pero parece increíble e imposible en vistas de la forma del frontal... Pero no seremos nosotros los que pongan en duda lo que afirma la gente de VAG en lo relativo a homologaciones.




La vista lateral revela unas proporciones... épicas. Las puertas y toda la cristalería y techo son tomadas directamente del Aventador, con el que se comparte el monocasco, y también las geometrías y la batalla. Cambia el ancho de vías, que se incrementa, y crecen los voladizos de manera desmesurada. El delantero busca alargar la sensación visual de "pico" hacia abajo, y lo consigue satisfactoriamente. El trasero busca crear un impactante difusor de épicas dimensiones.

Sobre el capó trasero, con branquias practicadas sobre su superficie para dotarle de agresividad, tenemos una aleta al estilo de las empleadas en las carreras de resistencia (y en los Fórmula 1, sí), que, sobre el papel, debería estabilizar al vehículo y evitar vuelcos en caso de despegar del suelo por accidente (de hecho, por eso se usa en Le Mans, por seguridad, no por eficiencia, ya que ante vientos cruzados genera problemas).





El alerón posterior es simplemente enorme, y cuenta con tornillería adaptada para regular su ángulo de ataque en función de lo que quiera el conductor, y donde vaya a meter el coche. Las colas de escape centradas en el difusor son "peculiares" y se antojan pequeñas (que no lo son) por las enormes proporciones del resto del aparato.

Tomado en su cojunto, el Veneno se nos hace demasiado "grande y pesado" en lo visual. Había un R18, el ganador de Le Mans concretamente, por el Salón, y se mostraba mucho más ligero, menos adornado, y mucho más compacto en comparación.





Lo que sí tenía el Veneno es amor por los detalles externos. En un coche tan barroco y "sobre-diseñado" como este, los detalles son los que confieren el carácter, y en este coche estaban acabados sin "miedo" a gastar dinero en ello, con precisión milimétrica y gusto. Gusto que el coche puede que no tenga en su conjunto.

Abrir la puerta de guillotina del Veneno es acceder a una cabina prácticamente idéntica a la del Aventador, donde el cuadro de relojes se ha sustituido por una pantalla amarilla de LCD, que a nosotros nos gusta, aunque escuchamos muchas quejas de otros compañeros de profesión.

Pero aquí crecieron ya nuestras dudas. ¿De verdad alguien va a pagar casi 10 veces más de lo que cuesta un Aventador por tener un coche prácticamente idéntico en lo técnico (50 caballos más), pero con una carrocería propia? Obviamente, la exclusividad se paga, y tener un coche "como el de casi ningún otro" que sea "coleccionable" es un factor a tener en cuenta, pero dudamos que los tres dueños muevan mucho sus coches de sus colecciones.




Lamborghini tiene detrás de sí a VAG. Vale que el hueco del "supercoche" es cosa de Bugatti dentro de grupo, pero hay hueco para algo más radical. Donde el Veyron ofrece confort de GT y prestaciones por un tubo, Lamborghini debería tener carta blanca para hacer coches más "racing" sin perder su esencia.

Cuando estaba Luc Donckerwolke al frente del departamento de diseño de Lamborghini veíamos diseños mucho más refinados, con el Gallardo como buena muestra de ello. Estamos cayendo ahora mismo por la senda de lo barroco y exagerado, la misma que vino con el Countach en los años ochenta, y que "infló" artificialmente el diseño original de Gandini hasta convertirlo en algo... difícil de entender.




El Veneno, sin duda, ocupará pósteres y fondos de pantalla de algunos chavales, no nos cabe duda. Será el sueño húmedo de los nuevos ricos que quieren "fardar". Pero a nuestro modo de ver, Lamborghini, para celebrar su 50 aniversario, necesita un auténtico rival de Ferrari, McLaren y Porsche, con el que demostrar que la "forma en cuña" puede tener además prestaciones a la altura.

Lo extraño de todo esto es que VAG siga apostando por la rentabilidad en lugar de en el producto. Sólo así se entiende que prefieran poner dinero e invertir en "coches halo" como el Veneno o el Sesto Elemento, en lugar de crear piezas de ingeniería de las que, realmente, son capaces. ¿O es que con Porsche en la casa Lambo no puede tomar esos derroteros? ¿Está condenada Lambo entonces a ser una marca para "guays"?

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